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Josefa Alcázar Durán
Primera maestra de enseñanza pública de Cehegín
Josefa Alcázar Durán
Doña Josefa Alcázar Durán tiene el inmenso honor en la historia de Cehegín de haber sido la primera maestra de la escuela pública en esta localidad, y que con ella se abriera la primera escuela pública de niñas, ya que hasta el momento solo existían dos escuelas privadas para niñas desde los años 30 del siglo XIX, una dirigida por ella misma y la otra, para niñas pudientes, cuya maestra era doña Teresa Artero, ya muy mayor en hacia 1838.
Nació doña Josefa Alcázar en Murcia en el año 1811 y siendo joven vino a Cehegín donde ya permaneció toda su vida hasta el momento de su fallecimiento. Decimos que tuvo una escuela privada, pero consigue el título al año siguiente, en fecha de 3 de enero 1843, expedido por la Dirección General de Estudios, convirtiéndose su escuela en pública. Ella será una de esas maestras que dedicará su vida a las niñas de Cehegín y durante cuarenta años se alargará su trabajo como maestra, desde aquellos tiempos en que comenzó a ejercer en una escuela privada, hacia el año 1835. En el momento de obtener el título tenía 32 años y era soltera. Natural de Murcia, su casa-escuela estaba en la calle de la Iglesia.
Cuando ya llevaba cuarenta años ejerciendo como maestra, la Junta Municipal de Enseñanza quiso de alguna manera homenajear a doña Josefa Alcázar en lo que eran las postrimerías de su carrera como maestra de niñas. Mujer a la que se reconoció de manera sincera la labor y dedicación que durante toda su vida tuvo para con varias generaciones de niñas cehegineras, en el acta de examen y reconocimiento de su escuela, del año 1875, se le presta un merecido homenaje.
“En expresada villa de Cehegín a catorce de julio de mil ochocientos setenta y cinco. Reunidos los señores de la Junta Local de Primera Enseñanza, la Comisión de Instrucción Pública y varios individuos del Ayuntamiento y particulares, se dirigieron al local de la profesora doña Josefa Alcázar y Durán, adonde hallaron reunidas 131 niñas con el mayor orden y compostura, colocados los indicados señores en la plataforma, fueron saludados cortés y atentamente por la niñas, a cuyo nombre lo hizo particularmente la discípula doña Antonia Clemente y García.
A seguido se procedió al acto del examen teniendo a la vista la relación nominal, habiendo encontrado a las niñas a más altura elevada y sobresaliente en todos los ramos de la enseñanza primaria. Hubo clases que leyeron con perfecta corrección. Se presentaron planas de escritura muy buena. Las labores se exhibieron en verdadera profusión y variedad, habiéndolas distinguidas y de admirable perfección. En religión y moral demostraron conocimientos muy superiores a sus tiernas edades, sucediendo lo propio en historia sagrada, doctrina cristiana etc.
Terminado el acto a las doce de la mañana se hizo la distribución de premios, escaseándolos lo posible porque no había suficientes ni correspondían al mérito de algunos de los trabajos exhibidos.
La Junta concluyó altamente complacida y totalmente satisfecha, sin haber dejado nada que desear, debiendo consignar en la presente acta que la profesora doña Josefa Alcázar y Durán es digna de toda consideración y merecedora de que se le tribute el debido honor a su constancia, a su amor por ilustrar la niñez, a su perseverancia incansable por la educación. Pues después de cuarenta años de asiduos trabajos, hoy se presenta a exámenes generales con un número de alumnas crecidísimo y éstas en una altura que no vacilan en calificar de superior. Su celo por el trabajo, sus dotes de cristiana resignación y su hábito no interrumpida en la inocente niñez, la han identificado con ella en tales términos, que aún en las épocas de vacaciones, se le ve rodeada de discípulas, gozosa con este proceder, porque imita la incomparable caridad del Mártir del Gólgota con los niños de Jerusalén.”
Ya entrada en la madurez casó con don Alfonso Pérez-Chirinos y Vera, varios años menor que ella, quien posteriormente sería secretario municipal.
Falleció en el año 1879 entre el aprecio y el cariño de la población y sobre todo de las generaciones de niñas que fueron educadas por ella. Fuente: francisco Jesús Hidalgo García.