PersonajesIlustres
Alfonso Álvarez-Castellanos y López
Abogado de los Tribunales, Secretario Honorario de S.M. la Reina Isabel II
Don Alfonso Álvarez Castellanos y López fue uno de los más ilustres personajes del mundo de la política y economía local en la segunda mitad del siglo XIX ceheginero. Hijo de don Francisco Álvarez Castellanos y Carreño y de doña María Isabel López Martínez-Gil, nació el día 14 de abril del año 1809 y falleció el 12 de febrero de 1894. Evidentemente, si desglosáramos toda su genealogía encontraríamos a algunas de las familias más influyentes de Cehegín desde el siglo XVI, con los apellidos Álvarez, Fajardo, Castellanos y Carreño, entre otros tantos, en sus genes, apellidos que engloban gran parte de la historia política y económica de Cehegín en los anteriores 300 años.
Fue Abogado de los Tribunales Nacionales, Secretario Honorario de de la Reina Isabel II y Maestrante de la Real de Ronda. Es de destacar la amistad que tuvo con Cánovas del Castillo. Fue elegido Alcalde, por primera vez, de Cehegín, en fecha de 8 de abril del año 1844 y permaneció hasta el 2 de enero de 1846. En su segunda etapa como alcalde estuvo en el periodo comprendido entre el 1 de enero de 1848 y el 1 de enero de 1852.
Quizás en este primer mandato de don Alfonso una de las cuestiones llamativas e interesantes a nivel local fue el intento de poner en venta por orden del Comisario Especial de Ventas el Convento de San Esteban, oponiéndose el Alcalde frontalmente a la venta de la iglesia, que cobija a la Virgen de las Maravillas. De hecho nunca estuvo tampoco de acuerdo con la venta del edificio del convento, cuestión que tampoco se llegó a llevar a efecto, pues con los años los frailes volverían a él de nuevo. En Acta Capitular de 28 de junio de 1845 se trata y acuerda sobre este tema. En fecha de 24 de diciembre se previene sobre la tasación del Convento, sin entrar en ella la iglesia.
Rico hacendado, llegó a disponer de un patrimonio de valor incalculable. Su residencia habitual estaba en la calle del Parador, en el edificio hoy conocido como de doña Blanca.
Fuente: Francisco Jesús Hidalgo García